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El árbol del arroz es un ave de extraordinaria belleza que se encuentra en su hábitat natural en Java y Bali. Se caracteriza principalmente por un plumaje hermoso y suave que se asemeja a una figura de cera. Debido a su naturaleza sociable y facilidad de domesticación, las aves de arroz a menudo se crían en interiores. Vale la pena conocer los datos interesantes relacionados con estas hermosas aves.

Tanto las plantas de arroz masculinas como las femeninas tienen la misma coloración. Las cubiertas de las alas y la espalda son grises con un tinte ligeramente azulado, la cabeza y la cola son negras y hay grandes manchas blancas ovaladas debajo de los ojos. Un pico bastante masivo, de color rosa perlado es característico para ellos.

La información sobre las plantas de arroz como especies reproductoras favoritas apareció ya en 1790. Las plantas de arroz silvestre se capturaron en grandes cantidades y se enviaron a diferentes partes del mundo. Se mantuvieron bastante nerviosos durante mucho tiempo, pero en 1870 se criaron los primeros polluelos de las parejas mantenidas en la granja, y desde entonces se han extendido por todo el mundo.

Las plantas de arroz no son una especie muy exigente, por lo que ahora obtener descendencia no es un problema ni siquiera para los cultivadores principiantes. Además, con el enfoque adecuado, logran acostumbrarse, lo que los convierte en compañeros muy agradecidos en la vida cotidiana en el hogar.

Actualmente, también se pueden encontrar grandes poblaciones de aves arroceras en África Oriental, Sudeste Asiático, Japón, Hawai, Santa Elena y Zanzíbar.

Durante la época de reproducción, las plantas de arroz viven en parejas, construyendo nidos esféricos, no muy bien hechos, en lugares muy diferentes. Por lo general, ponen de 4 a 8 huevos de cáscara blanca que se incuban durante 13-14 semanas. 18 días después de la eclosión, las crías abandonan el nido, pero durante dos semanas más son alimentadas por sus padres.

Después de la temporada de reproducción, las plantas de arroz forman grandes rebaños y pueden destruir gravemente el arroz y otros cultivos al alimentarse de ellos de forma intensiva. Por este motivo, la población local intenta ahuyentar a los rebaños utilizando sustos o estructuras que susurran con el viento, o designando grupos de mujeres mayores mediante sonajeros de bambú.

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