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Versalles, una perla en el mapa de París, es el palacio más grande de Europa. Cada año, millones de turistas vienen aquí para degustar el esplendor y seguir los pasos del rey Luis XIV. Este lugar no solo era un hogar, sino también un lugar inalcanzable para una persona común. ¿Vale la pena considerar Versalles a la hora de planificar un viaje a la capital francesa? Si hay dudas, algunas curiosidades pueden disiparlas eficazmente.
1. El espacio más grande de Versalles es la sala de espejos: tiene 357 espejos enormes, 17 aberturas de ventanas y candelabros, que pueden contener cien mil velas.
2. El palacio tiene dos mil ventanas, setecientas cámaras, mil doscientas chimeneas y sesenta y siete escaleras.
3. Se construyeron dos palacios en los jardines de Versalles para la reina María Antonieta.
4. A petición del rey, ninguna de las fuentes de Versalles podría funcionar mientras el rey estuviera presente.
5. Aparte de las personas, Versalles estaba habitada por muchos animales: el propio rey compartía su habitación con varios perros para los que tenía un lugar en ella.
6. Todas las personas que servían en el palacio tenían un lugar garantizado para vivir allí, lo que hizo que Versalles estuviera superpoblado.
7. En 1833, por iniciativa de Luis Felipe, se estableció el Museo de Historia de Francia en las cámaras de Versalles.
8. Versalles fue el hogar de los reyes de Francia hasta que estalló la Revolución Francesa en 1789.
9. En 1871, Wilhelm I Hohenzollern fue coronado emperador de Alemania en Versalles.
10. En la época en que los reyes vivían en el palacio, no había baños, sintiendo la necesidad de usarlos, se usaron agujeros en sillas tapizadas en damasco. Solo el rey y la reina podían disfrutar de los beneficios de la bañera.
11. Versalles está abierto todos los días excepto los lunes, en la era de una pandemia, puedes visitar su interior virtualmente.
12. Algunos de los muebles de Versalles se encuentran actualmente en el Palacio de Buckingham en Gran Bretaña; están relacionados con el amor de los antepasados de la reina Isabel II por este tipo de muebles. Sin embargo, aquí no hubo robo: los muebles se compraron en una subasta.